La temporada no podría haber empezado mejor para Correa, uno de los nombres sonados del banquillo de Simeone. El argentino, ni corto ni perezoso, ha aprovechado la sanción de Griezmann para hacerse con la titularidad y, ante el Girona, se colgó la etiqueta de salvador.
Lejos queda ya el recuerdo de una etapa difícil. Fue en 2014, cuando le detectaron un problema de corazón, por el que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. En aquel momento, su único pensamiento era seguir jugando. Tuvo un miedo atroz a no poder hacerlo nunca más, sobre todo, cuando acababa de firma con un equipo como el Atlético de Madrid.
"Tenía el cagazo de no volver a jugar más, estaba solo con mi representante y antes de operarme le decía que lo único que quería era volver a jugar al fútbol, no tenía miedo de si me iba a morir", explicó el argentino.
Ahora, el delantero de Rosario se encuentra en perfectas condiciones y sigue ejercitándose para conseguir estar en el once titular. "Es decisión del entrenador ver si estoy preparado, lo que hago es entrenar para estar disponible los 90 minutos", concluyó.