La causa de los pitos la trajo una ruleta que trató de hacer el portugués en su propio campo pero que acabó con el balón recuperado por el rival.
La grada vio el gesto innecesario y Cristiano, que se acabó cayendo al suelo y parando el partido al recibir un contacto, se levantó bastante molesto al estar recibiendo pitos por parte de su propia grada.
El portugués se echó mano a la boca e imitó el gesto del silbido, emitiendo más tarde otro gesto de negación con el que mostró estar descontento con la acción de su público.
Esta no ha sido la primera vez que el delantero portugués ha tenido un confrontamiento con esa grada que le guarda una relación de amor odio constante, pues ya ha sufrido pitos en más de una ocasión.
En apoyo para su estrella, Zidane le defendió en rueda de prensa al asegurar que esos pitos les vendrían bien de cara a las próximas jornadas para mejorar el rendimiento.