No hay locura más bonita que la que se vive en el fútbol. Esa locura que embriaga, esa que hace que el deporte del balón enamore a medio mundo desde tiempos inmemorables. Esa locura que hizo que el Sevilla-Real Valladolid de la segunda jornada de Liga finalizara con reparto de puntos tras un ajustado empate 1-1 después de más de 90 minutos en los que los hispalenses fueron dueños y señores del balón, pero en los que los pucelanos aprovecharon sus oportunidades para rascar su primer punto de la temporada.
El Ramón Sánchez-Pizjuán decidió que el cara a cara entre sevillanos y vallisoletanos acabara en tablas para desesperación de la afición local, que vio cómo su equipo disparaba a portería hasta en 17 ocasiones. No le busquen explicación ni lógica alguna, porque los únicos seis lanzamientos del Valladolid fueron suficientes para que los de José Pacheta rascaran un puntito de oro.
Tal vez muchos pensarán que el Sevilla dejó escapar dos puntos que parecían asegurados desde el comienzo del encuentro, y no se equivocan. Porque la primera mitad fue un auténtico bombardeo de los hombres de Julen Lopetegui sobre la portería de un Sergio Asenjo que fue la gran razón por la que el marcador no se movió ni un centímetro durante los primeros 45 minutos, en la noche en la que el guardameta cumplía 300 partidos en Primera División.
La mala noticia para los de Pucela fue la lesión en el minuto 13 de partido de El Yamiq, al que no le quedó más remedio que abandonar el partido por un golpe en la cadera derecha. Joaquín Fernández entró en su lugar.
Isco, debut y amarilla con el Sevilla
Cuando el crono avanzaba por el 68', Lopetegui dio entrada al partido a Isco Alarcón, al que la afición recibió con una gran ovación. El malagueño, ex jugador del Real Madrid, saltó al terreno de juego en lugar del Papu Gómez y terminó el encuentro con una cartulina amarilla por una dura entrada sobre Óscar Plano.
Y tras un primer tiempo de pleno dominio del conjunto hispalense, en la que incluso Lamela llegó a toparse con la madera, finalmente fueron los visitantes los que abrieron la lata, para desesperación de los andaluces, conscientes de que deberían haber aprovechado mejor sus ocasiones.
En el 80', Anuar se fue de media defensa rival, se metió hasta la cocina y le pegó con la puntita de su bota al esférico, muy forzado, con la habilidad suficiente como para ajustar su lanzamiento al palo izquierdo de la portería de Bono.
Pero muy poquito le duró la alegría al Valladolid, justo los seis minutos que Rekik tardó en aprovechar un tremendo error de Asenjo, al que se le escurrió el balón de las manos, para robarle la cartera y poner de nuevo la igualdad en el luminoso. Un emptate 1-1 que ya no volvería a moverse del marcador.
Y cuando apenas le quedaban unos minutos al encuentro, fuimos testigos de unas lamentables imágenes. Porque una terrible entrada de Lucas Ocampos sobre Olaza provocó que el banquillo pucelano invadiera el terreno de juego, lo que acabó con Acuña, que estaba ya en el banquillo, expulsado por roja directa y con Ocampos amonestado con la cartulina amarilla.
De esta forma, el Sevilla se coloca en decimotercera plaza con un punto, el mismo puntito que también tiene ahora en sus manos el Real Valladolid, situado en la decimoquinta posición de la tabla cuando solo se han jugado dos jornadas de la presente temporada.