Más allá de su gran emoción, algo adictivo del fútbol es su componente azaroso. Los caprichos le dan más morbo o enjundia a un partido. Y es lo que ocurre en torno a la figura de Mathias Nilsson este viernes.
A sus 21 años,el Malmö entendió que debía darle salida como cedido para que se foguee y tenga los minutos que no se le iban a prever este año en la Liga Sueca. El préstamo se cerró con el Lunds el 24 de marzo. Hasta ahí, todo normal. Lo gracioso del tema llega tres días después, con su debut.
Porque el estreno del guardameta se produce un amistoso de su nuevo equipo... contra el Malmö. Pero no el FF, el poseedor de sus derechos, sino el IFK, que milita en la Cuarta División y es el eterno rival.
Sin duda, el derbi, que presenta en la ciudad sueca una rivalidad de más de cien años, supone una gran manera de encontrar motivación de cara a hacer méritos para volver el año que viene con más galones.