Se disputaba en el año 1982 el Mundial de fútbol en España, y en una de sus pocas participaciones en una cita mundialista, la Selección de El Salvador no consiguió ni siquiera ganar un partido. Sin embargo, la estrella de aquel combinado sorprendió al mundo entero con su fútbol descarado. Se trataba de Jorge Alberto González Barillas, que sería apodado 'Mágico' González a partir de entonces.
Media Europa comenzó a interesarse por los servicios de la camiseta con el número 11 del conjunto salvadoreño. Entre ellos, el París Saint-Germain. Tras un partido amistoso en el que González hizo diabluras ante el cuadro parisino, el PSG le ofreció un contrato millonario para incorporarle a sus filas. Cuando las negociaciones entre los clubes habían llegado a su fin y todo estaba dispuesto, 'Mágico' decidió no presentarse a la firma del contrato.
La oferta del club de la capital francesa ascendía a nada menos que 80.000.000 de las antiguas pesetas. Y la explicación era de una sencillez aplastante. Básicamente, lo que llevó al futbolista a rechazar la oferta fue su desconocimiento ante un mundo nuevo. Qué iba a hacer en una ciudad tan grande, sin conocer el idioma, y con un estilo de vida que a él no se adaptaba...
Entonces fue cuando apareció el Cádiz, que militaba en Segunda División tras descender, y que ofreció al jugador 7.000.000 de pesetas. Pero lo que de verdad sedujo al salvadoreño fue el encanto de la ciudad. "Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de fiesta no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme", dijo entoncers.
Éstas fueron las palabras de 'Mágico' González en una entrevista mientras vivía en Cádiz. Hoy en día el contexto en el que vive Neymar es absolutamente diferente, y no se puede saber qué hubiese hecho 'Mágico' González en estos días, pero, quizás con los años, la decisión de Neymar de dejar el Barcelona por el PSG se vea como una opción valiente, como la que en su día no tomó el salvadoreño, y los resultados le den la razón en el futuro.