Con clase, poderío y mucha serenidad, la Selección de Brasil se impuso sin problemas a Egipto con un ajustado 1-0, un marcador que no refleja el gran partido que firmó la 'Canarinha' en el Saitama Stadium, donde demostró superioridad para meterse en las semifinales de los Juegos Olímpicos con un recital de buen fútbol.
El conjunto de André Soares Jardine salió muy lanzado al encuentro y demostró desde el primer minuto que el encuentro de cuartos de final sería un auténtico monólogo 'brasileiro'. Con la posesión del esférico en sus botas, la 'Canarinha' comenzó a fabricar juego y a meter a la Selección Egipcia en su área.
Con este panorama, Brasil armó una jugada ofensiva para enmarcar que dio paso al primer y único tanto del partido. Con el balón en su poder y a la contra, Claudinho abrió para Richarlison que le puso en bandeja de oro el esférico a Matheus Cunha para que le pegara con todo. Desde el centro del área, Cunha se sacó de la manga un potente zapatazo con la diestra y el balón terminó colándose en la portería rival por bajo, ajustado al palo izquierdo.
Un 1-0 con el que el encuentro se marcharía hasta el final, pese a que los hombres de Shawky Gharib lo intentaron sin descanso hasta el último suspiro del partido, pero ni la zaga 'brasileira', que no dejó ni un solo espacio libre, ni Santos, que volvió a firmar otro partido magistral firme bajo palos, concedieron a Egipto ese ansiado gol del empate.
Richarlison, referente brasileño y pesadilla egipcia
Mención espcial también para Richarlison, siempre decisivo sobre el terreno de juego nipón. En Saitama, el jugador del Everton volvió a protagonizar un patido para enmarcar. Prácticamente todas las jugadas peligrosas brasileñas pasaron por sus botas, lo que le convirtió en un auténtico dolor de cabeza para los egipcios.
La mala noticia del partido la puso el propio Cunha, goleador del encuentro, al que no le quedó más remedio que marcharse del partido en el minuto 54 debido a una lesión en el muslo izquierdo. En una carrera, se rompió totalmente solo. Cunha sintió el tirón y se despidió del duelo para dejarle su sitio a Paulinho, que gozó de varias ocasiones en los minutos finales.
Hasta que el crono se consumió, dando paso a la euforia brasileña y las lágrimas de Egipto, en un encuentro mracado de principio a fin por la superioridad brasileña. En las 'semis', la 'Canarinha' se enfrentará a México para seguir soñando con la medalla de oro de los Juegos.