El Numancia y Las Palmas empataron en un encuentro de mucha igualdad en el que el resultado lo decidió el acierto de los jugadores. Rubén Castro aprovechó el mal marcaje de los numantinos en un córner para adelantar a los suyos, y Curro, un mal despeje paraf firmar las tablas.
La primera mitad del encuentro se puede dividir en dos partes. La inicial perteneció a los locales, que, poco después de comenzar el duelo, ya tuvieron una ocasión clara en las botas de Marc Mateu. Sola también estuvo cerca, pero Vallés estuvo atento para parar su chut.
Poco a poco, los isleños fueron madurando el partido y acabaron siendo superiores. Sus intentonas eran de menos peligro que las de sus contrincantes, pero les estaban poniendo contra las cuerdas. Sus disparos bien acababan en las manos de Barrio o directamente fuera.
La charla de Pepe Mel sirvió. Sus pupilos salieron al segundo acto dándole continuidad a su buen hacer de finales del primero y supieron aprovechar sus oportunidades. Rubén Castro mandó un córner al fondo de las mallas a la altura del segundo palo con bastante facilidad: no le cubrieron de cerca.
El Numancia trató de reaccionar, pero carecía de pólvora. La zaga rechazaba todas sus intentonas con un Lemos imperial. El técnico de los insulares dio entrada a De Galarreta para darle más control a la zona medular y le salió de perlas: renovó la capacidad del equipo para generar peligro.
La representación gráfica de que no era el día de los de Luis Carrión llegó en un testarazo de Adrián Herrera. El chico debutó con el primer equipo entrando desde el banquillo y le dio al larguero de cabeza: pudo ser la diana del empate, pero el destino no quiso que fuera así.
Quiso que fuera Curro el encargado de firmar las tablas en el descuento gracias a un mal despeje de la defensa rival. De primeras, cruzó la bola y la mandó al fondo de las mallas con la zurda. Evitó así el adelantamiento de Las Palmas y que los suyos cayeran por segunda jornada seguida.