El corazón no tuvo respiro para los aficionados de Segunda División. Y menos para los bermellones, que a nada estuvieron de cerrar una tarde gloriosa en las Islas Baleares. El Mallorca, recién ascendido a Primera División, tocó con sus manos el trofeo de campeón de la categoría de plata, pero Curro, como si de un ladrón de guante blanco se tratase, llegó con sigilo y discreción para hurtarlo de las vitrinas y mandarlo a Barcelona, más concretamente a las del Espanyol.
El encuentro careció de ocasiones en una primera parte plana y con poco reseñable. Lo único que avivó la atención de los telespectadores fue el marcador en Santo Domingo, donde el Alcorcón ganaba al cuadro 'perico' y daba la posibilidad a los de Luis García Plaza, siempre que ganasen, de finalizar el curso como primeros de LaLiga SmartBank.
No obstante, cerca del descanso, Raíllo cometió penalti sobre Romera y Sielva no falló desde los once metros para abrir la lata en el 42'. El 1-0 al descanso servía de poco para el Mallorca, que reaccionó en el 'in extremis' de la primera mitad gracias a Marc Cardona, que definió con mucha clase dentro del área para batir a Gazzaniga.
Los bermellones se lo creyeron y lo vieron posible. Salieron a morder en los segundos 45', en los que Febas fue un dolor de muela para la defensa de los pupilos de Jon Pérez Bolo. Fue un continuo puñal por la banda y por el centro y se cargó a sus espaldas las ocasiones de peligro.
Pero el héroe balear no fue otro que la gran sorpresa del equipo, Abdón Prats. Prácticamente en el primer balón que tocó, entró en el 69', puso el 1-2 en el luminoso con un disparo desde la frontal que desvió la zaga de la Ponfe y que despistó al meta local.
La gloria y el sueño era real en el cuadro bermellón, pero llegó el jarro de agua fría de Curro. Cuando nadie lo esperaba, el futbolista local se sacó un fabuloso golpeo de volea dentro del área para mandar el esférico a la escuadra del arco protegido por Koke Vegas, que vio cómo le perforaban sus mallas a la vez que se cargaban las ilusiones de unas Islas Baleares que fueron campeonas de Segunda un total de ocho minutos. Fue bonito mientras duró.