Nigel De Jong siempre fue un futbolista reconocido y reconocible. Reconocible por su forma de jugar, aguerrida y férrea, y reconocido por el prestigio ganado en su carrera.
Comenzó en el Ajax, donde fue una de las decenas de promesas que salen cada año de la cantera. Con la diferencia de que él, desde el primer año, con apenas 18 años, ya disputó bastantes partidos con asiduidad.
Tras tres campañas y media de 'ajacied', le llegó la oportunidad de jugar en la Bundesliga con el Hamburgo. Eran tiempos en los que los alemanes aún eran uno de los equipos más importantes del país.
Fueron otras tres temporadas y media las que estuvo en el Hamburgo, antes de recalar en el poderoso Manchester City, que comenzaba entonces a construir el equipo que es en la actualidad.
Llevaba apenas un año y medio allí cuando fue subcampeón del mundo con el combinado 'oranje' y quedó marcado para siempre por su patada a Xabi Alonso en la final.
Le siguieron unos años con mucho fútbol en Manchester antes de irse al Milan, donde aún con 27 años parecía que afrontaba la última etapa de su carrera. Su llegada coincidió con el declive del equipo 'rossonero' y de allí tuvo que salir hacia la MLS hace un par de temporadas.
Después de una experiencia en Los Angeles Galaxy, volvió a Europa para jugar en Galatasaray y Mainz 05, donde apenas tuvo minutos de juego la última campaña.
Ahora, con 33 años y toda una vida como profesional, juega a un nivel inferior en el Al Ahli de Doha. Mientras, queda el recuerdo de su etapa en el Hamburgo, pues adquirió un concesionario de alta gama allí, en el que vende Ferrari, Porsche, Lamborghini, McLaren y otros grandes autos a futbolistas como Boateng u Özil, apunta 'Goal'.
Un jugador que fue un aceptable mediocentro, que no es tan fiero como lo pintan y que quedó marcado por una dura acción que fue captada por las cámaras de todo el mundo.