Todo comenzó con un rocambolesco viaje a Ecuador. Era la fase previa para jugar la Libertadores. En la ida, en Argentina, Nacional arañó un empate a dos que ponía las cosas muy difíciles a los locales de cara a la vuelta.
Más complicado se puso todo cuando a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar, en Quito, los jugadores de Tucumán se encontraron con que no tenían las camisetas para jugar el partido.
En Argentina desecharon rápido la posibilidad de que fuera un error, y acusaron directamente a la Fuerza Aérea ecuatoriana de haber 'traspapelado' su viaje de Guayaquil a Quito.
Sus equipajes se perdieron por el camino, y los jugadores llegaron como pudieron Quito. Todo Ecuador clamaba por la suspensión, pero el escándalo hubiera sido intolerable.
La propia CONMEBOL intercedió para encontrar una solución, y ésta llegó gracias a la Selección Sub 20 de Argentina, que se encontraba en Quito jugando el Sudamericano de la categoría.
Los jugadores de Tucumán disputaron el partido con las camisetas de Argentina, muy similares a las suyas, y vencieron 0-1, el primer triunfo del 'Decano' en el extranjero.
Un hito sin precedentes que auspició un año inolvidable.
La temporada continuó con la presencia del 'Decano' en la fase de grupos, tras vencer a Junior en la última previa. La Libertadores terminó para ellos con la caída a la Sudamericana, campeonato en el que fueron eliminados en octavos.
Independiente fue su verdugo, y Tucumán se vengó en la Copa Argentina. En ese torneo, con el que cerrará el año, se enfrentará a River en la gran final.
Disputarla es el premio, pero ganarla sería la guinda a un pastel que nunca antes se degustó entre los fans del equipo. Porque esta final da acceso directo, pase lo que pase, a la próxima Libertadores, esta vez sin rondas previas, directo a la fase de grupos.