La decisión tomada por el VAR tiene dividido al fútbol holandés. El Heerenveen dispuso de una falta lateral, a dos minutos del 90', la cual fue botada al corazón del área y repelida por la zaga del Vitesse.
Hasta ahí, todo normal. Mientras los locales salían a la carga, los jugadores visitantes reclamaban penalti. Lo cierto es que, como en cada barullo en el área, hubo de todo. Pero la jugada continuó.
Y terminó con un buen gol de Martin Odegaard, desde fuera del área. El noruego lo celebró comedido, pues el Heerenveen no deja de ser su ex equipo, pero a la vez satisfecho por haber sentenciado el partido.
El problema llegó cuando desde la sala VOR se advirtió al árbitro de que se estaba revisando la jugada previa. Y tras dos minutos de tensa espera, revisión de la jugada por parte del colegiado mediante, éste anuló el gol de Odegaard y señaló penalti en contra del Vitesse.
Los futbolistas locales no se lo podían creer, y el colmo llegó cuando Lammers convirtió la pena máxima, poniendo, ya en el tiempo extra, el empate a dos goles definitivo.
La polémica surge por el hecho de que primero se dejase seguir una jugada habiendo sospechas de irregularidad, y luego que ésta, habiendo acabado en gol, se anulase por una acción previa.
A priori, parece que la actuación del VAR fue impecable, pero las voces críticas encontraron en esta jugada esos indicios de 'rearbitraje' que tanto detestan los opositores al vídeo.
Como vemos, polémicas por el VAR hay en todo el planeta fútbol, aunque en pocas ocasiones es como en este caso, un uso inmaculado de las nuevas tecnologías.