19 de diciembre de 1988, Tocopilla. El seno de una familia pobre olvida sus problemas y sonríe. Nace Alexis Alejandro, uno de los cuatro hijos de Martina Sánchez. La llegada de un niño a una familia siempre es motivo de alegría e ilusión, pero aquella vez no lo fue, ya que su padre dejó el hogar, abandonando a Marina y a Alexis y sus hermanos.
Con la precariedad como invitada permanente en una pequeña casa en la zona más marginal de la región de Antofagasta, Alexis tuvo que comenzar a trabajar desde bien temprano para ayudar a llevar dinero a casa. Totalmente ajeno al pesimismo de la gente de Tocopilla, zona apodada como 'El Rincón del Diablo' por su inaccesibilidad, el pequeño Sánchez nunca dejó de soñar despierto.
Avisó a su madre hasta antes de tener sus primeras botas de fútbol. "Voy a ser el mejor jugador del mundo", fueron las palabras que Martina escuchó una y otra vez y que ahora rescata con orgullo. Ella, que compaginaba los largos días en Tocopilla trabajando de lavandera y en una pescadería, no tardó en ver cómo su hijo apartaba las piedras del intrincado y angosto camino hacia el éxito.
Alexis se apuntó a los 8 años al Araujo, un equipo regional que se encontraba en las inmediaciones de su barrio. Allí recibió la primera palmadita en la espalda. El por aquel entonces alcalde de Tocopillo le regaló a Alexis unas botas de fútbol a estrenar. Calzado con tacos altos que el pequeño no se quitaba ni para jugar en el asfalto.
Cerca de cumplir los 10 años, Alexis se convirtió en un pilar fundamental de su hogar al comenzar a lavar coches en el cementerio de la ciudad. Con los honorarios que recibía por parte de los más ciudadanos más pudientes que confiaban en él para dejar relucientes sus vehículos, el pequeño comenzó a ahorrar el dinero que no hacía falta en casa pensando sólo en el fútbol.
Poco a poco, Alexis fue forjando la leyenda del 'Niño Maravilla'. El chileno comenzó a alquilarse para disputar torneos regionales. Se ofrecía a equipos que, conocedores de su calidad, le contrataban de manera parcial. Él no quería dinero, tan sólo pedía material deportivo (botas, balones, textil) y se aprovechaba del escaparate que le otorgaba recorrer kilómetros fuera de su región para brillar con el balón en los pies.
Y estas especie de giras le sirvieron a Alexis para recibir la oportunidad de su vida. Sufrió al jugar contra futbolistas de más de 20 años cuando él sólo tenía 13, pero su fortaleza provocó que en 2003, Cobreloa, el primer equipo profesional en el que jugó le fichara para su escuela de cadetes.
Allí comenzó a crecer en la cantera a pasos agigantados, tanto que sólo pasaron dos años para que llegara a debutar en Primera División. Cobreloa le dio la oportunidad que llevaba buscando toda su vida y Alexis no la desperdició.
Tan sólo una temporada después de su debut, el Udinese llegó con una buena oferta por delante para llevárselo a Italia en 2006. Con tan sólo 16 años cambió Latinoamérica por Europa, aunque tuvo tiempo de brillar tanto en Colo-Colo como en River Plate mediante dos cesiones del equipo transalpino.
En 2008 regresó para quedarse a la Serie A y el resto es historia. Maravilló en el 'Calcio'. Llegó al Barcelona de la mano de uno de los mejores entrenadores de la historia, Pep Guardiola. Se coronó en dos ocasiones campeón de la Copa América con Chile y más tarde se convirtió en el auténtico ídolo del Emirates Stadium gracias a sus goles como 'gunner'. Ahora enfoca todas sus ganas en triunfar en el United a las órdenes de Mourinho. De la nada, a conquistar todo... y lo que aún quede por delante.