La llegada de 'Roonie' al Camp Nou levantó una gran expetación entre una afición hambrienta de títulos y noches de gloria. Pero ni los propios incondicionales del conjunto catalán se imaginaban la era que comenzaba con 'Dinho'.
El 'trallazo' ante el Sevilla fue el primer aviso de que algo grande estaba gestándose, un círculo que comenzó a dibujarse lentamente, pero que tendría su continuación de la mejor manera posible.
Ronaldinho hizo que el barcelonismo pasara de llorar una eliminación ante el Celtic en la antigua Copa de la UEFA, campaña en la que ya vestía de azulgrana, a ser de nuevo uno de los grandes de la Champions en apenas tres años.
El Barça contaba con un sólo cetro de la máxima competición continental antes de la llegada de la época gloriosa, una etapa que dejó cuatro Copas de Europa más en las vitrinas azulgranas, además de reinar en LaLiga con ocho campeonatos ganados. También se alzó con cuatro Copas del Rey, siete Supercopas de España, tres Supercopas de Europa y tres Mundialito de Clubes de la FIFA.
Esa nueva era comenzó con Ronaldinho, así como con los primeros pasos de un prometedor Messi, pero un compatriota suyo se ha encargado de cerrar el círculo, eso sí, bajo la magia del argentino y ayudado por el olfato y la garra 'charrúa' de Luis Suárez.
El tridente ofensivo cogió el relevo del mágico y efímero futbolista. Ahora, la 'msn' es de los ataques más temibles del fútbol mundial y sigue poniendo al Barça en lo más alto temporada tras temporada.
La última gran gesta ante el PSG no hace más que agrandar una leyenda que comenzó en julio de 2003 y que, de momento, parece no tener fin.