La historia del holandés en España es, más que curiosa, aterradora. Llegó en 2014, cuando tenía 16 años y era una joven perla del Ajax. Su forma de jugar le hacía parecerse a Guti e incluso el mismo ex futbolista admitió el parecido con la promesa.
En su primer año como Juvenil, sufrió una fractura de clavícula que condicionó su campaña inicial. Al comenzar el segundo, en el entrenamiento inaugural, se rompió la muñeca. El resultado fue el mismo: perdió el ritmo competitivo para el resto del curso.
Cuando, finalmente, logró volver con todo, fue víctima de una rotura de los ligamentos del tobillo. De nuevo, consiguió levantarse y regresar al ruedo, pero volvió a caer por la misma dolencia, pero muscular, en el gemelo. Los años seguían pasando y ya tenía edad para unirse al Castilla.
Su falta de oportunidades hizo que el Madrid le hiciera salir como cedido. Pasó por VVV Venlo y Almere. En el primero de estos conjuntos, el entrenador le puso una multa por entrenar de más con un preparador personal. Al llegar al segundo, padeció de mononucleosis y apendicitis.
Su accidentada carrera le llevó a regresar a España, pero no tenía hueco, así que salió a préstamo al Lleida. Se encontró entonces con un problema singular: el club pasaba por una mala situación económica y no pagaba a sus jugadores. Ahora, tras rescindir como 'merengue', firmó por tres temporadas con el Cukaricki buscando tener la suerte que nunca tuvo.