Es sorprendente lo sencillo que es a veces tocar la gloria con los dedos, para caer al más profundo de los infiernos a continuación. A Victor le sucedió algo así ante Cruzeiro.
Se jugaba en Belo Horizonte el encuentro de vuelta de la final del Mineiro 2018. Atlético Mineiro ganó la ida 3-1, y Cruzeiro estaba obligado a marcar pronto para meter presión a su rival.
El gol, efectivamente, llegó pronto. Muy pronto. A los cuatro minutos de juego. Pero no fue sencillo, porque Victor primero mostró su mejor cara, para luego medir horriblemente mal y regalar el gol al rival.
Metió una soberbia mano abajo, a un tiro durísimo, de volea, desde el punto de penalti. Una parada antológica, de las que nos gusta ver una y otra vez.
El problema es que la jugada continuó, y unos segundos más tarde el balón fue centrado de nuevo al área, y ahí Victor no estuvo tan lúcido.
Fue a despejarla de puños con poca convicción y claramente midió mal. No llegó al balón y permitió que De Arrascaeta marcase el gol de la esperanza para Cruzeiro.
8 de abril de 2018
Del cielo al suelo en un tiempo récord.