Es fácil pensar que se trata de una refundación, pero no es así. Dnipro y Dnipro-1 son dos clubes totalmente distintos, sin nada que ver el uno con el otro más allá de la pertenencia a la misma ciudad, Dnipró (antaño conocida como Dnipropetrovsk o, si usted vivió en el Siglo XIX o antes, Ekaterinoslav).
El Dnipro (que no Dnipro-1) fue uno de los clubes más laureados de Ucrania, sobre todo, aunque resulte paradójico, en tiempos de la Unión Soviética. Fue uno de los pocos clubes no rusos que logró ganar la Liga de la URSS, algo que hizo en 2 ocasiones. También ganó una Copa, una Supercopa y una Copa de las Federaciones, todo ello entre 1983 y 1989.
Con la disolución de la Unión, el Dnipro se mantuvo en la zona noble de la Liga Ucraniana, pero nunca llegó a ganarla. Quedó 3º en 7ocasiones, y 2º en 2. Fue precisamente ese último 2º puesto, el de 2014, el que sería su perdición.
Aquel curso jugó la Europa League, y llegó sufriendo a una final en la que acabó claudicando, no sin presentar batalla, por 2-3 ante el Sevilla. En Liga quedó tercero. Todo parecía ir bien, pero no era así.
Llevaba un tiempo huyendo hacia adelante, y eso acabó desembocando en descensos deportivos y administrativos. Su caída en desgracia fue imparable, y el verano de 2019 directamente ni se apuntó a competir al Campeonato Aficionado al que había sido relegado.
El Dnipro había muerto, pero el fútbol en Dnipró no. Retrocedamos un poco en el tiempo. Vayamos al año 2017. El Dnipro acaba la temporada en puestos del 'play off' de descenso, el cual acaba perdiendo. No jugó en Segunda, pues fue relegado a Tercera por impagos.
En marzo de ese año, cuando la muerte deportiva del Dnipro parecía inevitable, se fundó en Dnipró el Dnipro-1 (no se devanaron los sesos, no cabe duda), algo que a parte de los aficionados del primero no gustó en absoluto.
Estos, en señal de protesta por lo que estaba ocurriendo, fundaron el Dnipro 1918, algo similar a lo ocurrido con el United de Manchester, el Independiente de Vallecas o Unionistas de Salamanca. Sin embargo, su proyecto no parece haber prosperado.
Los caminos de los dos Dnipro se cruzaron en la Tercera División 2017-18. La Liga Ucraniana se saltó sus propias normas y admitió al recién fundado club pese a no haber disputado ni una temporada como aficionado.
Tenía padrinos, qué duda cabe: Maksym Bereza y Hennadiy Polonskyi son sus dueños, su escudo recuerda de forma inequívoca al del batallón Dnipro-1 de Yuriy Bereza, y contó con el apoyo del nacionalista que más ama Ucrania a este lado de la frontera, Roman Zozulya, pese a haber estado a punto de acabar recalando en el Dnipro antes de su descenso a Tercera.
Ganó el campeonato, y el Dnipro fue 8º de 12 equipos. El ascenso de uno fue prácticamente la sentencia del otro. El Dnipro-1 firmó un nuevo ascenso, de nuevo como campeón, al año siguiente, mientras que el Dnipro fue descendido administrativamente de nuevo, expulsado de la Liga Profesional Ucraniana.
El Dnipro-1 firmó su presencia en Primera solo unos meses más tarde de la muerte del Dnipro. Y no le ha podido ir mejor. Fue 3º en la 2021-22 y 2º en la pasada campaña, lo que le permitió llegar a una fase previa de la Champions League en la que, eso sí, lo tiene complicado para pasar tras haber perdido por 1-3 en casa frente al Panathinaikos en la ida.
El Dnipro-1, recién fundado, ya se vanagloriaba de tener escuelas formativas con 300 jóvenes futbolistas. Hoy milita en la élite del fútbol ucraniano, sueña con los grandes torneos europeos, juega sus partidos como local en el Dnipro Stadium y ha absorbido la academia de fútbol de su predecesor. Pero nunca será el Dnipro.