Por fútbol, ganas, ímpetu, corazón, táctica, velocidad, presión, convicción. Por todo esto y muchas más cosas ganó el mejor Sevilla del año al peor Madrid de la era Lopetegui. Decepcionante partido del conjunto 'merengue', que volvió a morder el polvo en la caldera del Pizjuán. Ni el pinchazo del Barça extramotivó a un equipo perdido, sin argumentos para pelear a los golpes ante un Sevilla imperial.
Machín, que ya el año pasado desmontó al Madrid de Zidane, le ganó la partida a Lopetegui en absolutamente todo. Presentó un once ofensivo, valiente, con talento en el centro y velocidad en las alas. Le salió a la perfección y lo comenzó a demostrar desde la primera jugada del partido, a los 20 segundos, en la que Courtois negó con un paradón el 1-0 a André Silva.
Fue la gran noche que necesitaba este Sevilla, tan bueno en la técnica como en el trabajo sucio. En la brega, en la lucha. Quizá el Madrid pensó demasiado en el derbi, aunque no puede ser excusa ante una actuación tan pobre. Banega fue el faro que todo lo vio, André Silva el finalizador letal. Navas, un gran Navas, el huracán que volvió a acabar con Marcelo.
Inicio apabullante del Sevilla
Después de hasta tres ocasiones claras, André Silva sacó partido de errores que fueron costumbre en el Madrid. Pérdida infantil de Casemiro, pase a la espalda desguarnecida de Marcelo, que tuvo uno de esos días desesperantes, y servicio atrás de Navas. Con el gancho, en el sitio de un delantero estaba André Silva para mandar al marcador el primero.
Lejos de reaccionar, el Madrid regaló el segundo cinco minutos después. Sacó un córner el cuadro blanco, despejó el Sevilla y el Madrid confeccionó una transición defensiva de las de echarse las manos a la cabeza. El más listo volvió a ser Navas, aunque Courtois le sacó con una buena mano el gol. André Silva, de nuevo el más listo, ponía el segundo y el pie en el cuello del Madrid.
El Pizjuán estalló, el Sevilla disfrutó. Machín aplaudía lo que Lopetegui mascullaba o gritaba enfurecido. Bale lanzó al palo, pero fue un mero espejismo. El 'Mudo' besó el larguero con un zurdazo delicioso y Ben Yedder, después de un fallo grosero en la marca de Ramos, metió la puntera para hacer el 3-0. Al descanso, todo decidido. Ver para creer.
Mejoría ínfima sin ningún tipo de premio
Era imposible que el Madrid empeorara en la segunda parte lo mostrado en la primera. Y así fue, aunque eso no descencadenó que el Sevilla sintiera en su piel el peligro de la remontada. Modric -o alguien que se le pareció físicamente al que levantó hace unos días el 'The Best'- vio cómo le anulaban un gol tras paso por VAR.
Fueron los mejores momentos del Madrid, que sin embargo se conjuntaron con una ocasión tras otra del Sevilla, letal cuando le dio por correr. Courtois se ganó el sueldo y Vaclík sentó cátedra en el día más oportuno. Los cambios no ayudaron en nada al Madrid y, para colmo, Marcelo terminó lesionado y posiblemente diciendo adiós al derbi.
Así, entre las caras largas del Madrid y la efervescencia del Pizjuán se marchó un partido que dejó un único vencedor y muchos vencidos. De Lopetegui a Benzema, pasando por Ramos o Bale. El Sevilla se llevó lo que mereció, lo que su pasión dictó. Aquello de lo que el Madrid dimitió desde el pitido inicial.