Bendita locura y bendito fútbol el que se vivió en el Giuseppe Meazza con los minutos finales del Inter de Milán-Empoli. Los 'nerazzurri' se jugaban la Champions, mientras que los toscanos buscaban evitar el descenso.
Al final, fue el Inter el que se llevó el gato al agua, pero en los nueve minutos de añadido que se jugaron dio tiempo a que pasase absolutamente de todo y cualquiera habría podido hacerse con el objetivo.
El Inter iba por delante 2-1, lo que significaba el descenso del Empoli. Volcados en ataque, los de la Toscana se encontraron con un balón en el larguero cuando D'Ambrosio intentó despejar un centro raso.
Poco después, Ucan, tras marcharse de tres jugadores, se encontró en un mano a mano con Handanovic que el guardameta solventó de forma magistral.
Luego, contragolpe. Keita Baldé, completamente solo para sentenciar el partido, se encontró con la respuesta de Dragowski. Los corazones en la grada cada vez latían más y más deprisa.
Último minuto del tiempo añadido. El Empoli necesitaba un gol y Dragowski subió al remate, en un córner. El balón cayó en los pies de los jugadores del Inter, que se lanzaron al contragolpe una vez más.
Brozovic, desde el medio del campo, consiguió mandar el balón al fondo de la portería. Pero, ojo, el VAR entró en acción. Keita Baldé, en un acto infantil, agarro al guardameta cuando intentaba recuperar su posición. Resultado: gol anulado, segunda amarilla y a la calle.
Con toda la revisión del VAR cuatro minutos más se jugaron en el Giuseppe Meazza y el Empoli tuvo el empate en dos ocasiones. Primero, un centro raso se paseó por el área del Inter.
Nadie lo remató. Seguidamente, el balón llovió colgado desde la banda izquierda, remató Farias, pero muy blandito y a las manos de Handanovic. No hubo tiempo para más. El Inter jugará Champions y el Empoli, en segunda.