Fue el Crystal Palace, un equipo sumido en una importante crisis de resultados, el que cortó la racha triunfal del Arsenal de Unai Emery. En un partido de claros y oscuros de la tropa 'gunner', un doblete desde el punto de penalti de Milivojevic enterró las opciones del Arsenal de sacar la octava victoria seguida.
Se le notó incómodo desde el inicio al Arsenal, que se amparó en la zurda de Özil y en las opciones a la contra que otorgaron tanto Lacazette como Aubameyang. Sin embargo, el dominio en la posesión fue estéril ante la ausencia de ocasiones. Atrás, cierto sufrimiento por la velocidad de Zaha -tiro al palo en el minuto 15- y Ayew.
Al borde del descanso, Mustafi cometió un inocente y claro penalti que Milivojevic no perdonó. Le tocó remar a la tropa de Emery, que movió ficha en el intermedio. Bellerín se quedó en la caseta y dio paso al suizo Lichtsteiner.
Precisamente, una falta en su perfil la convirtió Xhaka en una obra de arte. Todos esperaron un centro y el centrocampista armó la zurda y sorprendió con un golpeo maravilloso. De rosca, al palo largo y esquivando la estirada de Hennessey. Un gol que lo cambió todo.
Porque Aubameyang, después de una mano clamorosa de Lacazette, dio la vuelta al marcador previo paso por la tecnología de gol. El balón entró de manera apurada, pero suficiente para que el Arsenal viera más cerca el triunfo.
Reaccionó el Crystal Palace, que volvió a encontrarse con el poste en una ocasión de Meyer. Emery quitó a Özil y el alemán se fue notablemente enfadado al banquillo. Las sensaciones no eran las mejores y el cuadro local lo olió. Así llegó un nuevo penalti que Milivojevic volvió a aprovechar para rascar un punto insuficiente para el Arsenal y glorioso para el Palace.