Derrota de las que duelen y no se olvidan fácil. Porque el Salamanca hincó la rodilla ante un rival en inferioridad, por culpa de un gol encajado a cinco del final.
Empezó mejor el Burgos, con varios ataques sobre la meta de Sotres, pero el Salamanca no tardó en meterse en el partido. El encuentro se convirtió entonces en un intercambio de golpes, en ocasiones de forma literal.
Entonces, alcanzada la media hora de partido, el plan se le cayó al Burgos. Julio Rico vio dos amarillas en siete minutos, y dejó a los suyos con un jugador menos.
Salmerón trató de acabar el primer tiempo sin hacer retoques, pero no pudo. En el 40' sentó a Alarcón y metió a Pere Martínez para reforzar su zaga. El Salamanca había comenzado un asedio que no terminaría hasta el triple pitido final.
Sobrevivió el Burgos hasta el descanso sin conceder, y tampoco lo hizo a lo largo de un segundo tiempo que a los castellanos se les tuvo que hacer eterno.
La relatividad temporal alcanzó su máximo cuando en el minuto 85 Cerrajería silenció El Helmántico con su gol. El Burgos, con uno menos desde el 33', se adelantaba a un Salamanca completamente lanzado al ataque.
No cesó el asedio charro con el gol. De hecho, se reforzó. El Salamanca buscó por activa y por pasiva el empate, pero este, en ocasiones de forma milagrosa, no llegó. El Burgos se salvó, sobrevivió, y se llevó tres puntos que le saben a gloria.
Asciende el Burgos a la octava posición, pues suma ya 35 puntos. El 'play off' de ascenso está a un mundo, a siete puntos, pero nada es imposible hasta que las matemáticas digan lo contrario.
El Salamanca, por su parte, cae a la duodécima posición. Se queda con los 31 puntos con los que empezó el duelo, y vuelve a mirar de reojo a la zona de peligro, marcada por los 26 puntos con los que empezó la jornada el Barakaldo.