El Liverpool cumplió los pronósticos y logró el pase a semifinales, donde se medirá al Barcelona en una eliminatoria que medirá a dos estilos antagónicos. El toque contra el galope, la pausa contra la pasión. Valverde, Klopp, el Camp Nou, Anfield. En Oporto, un Liverpool a medio gas le metió cuatro al conjunto de Conceiçao. Pero la sensación es que de haberlo necesitado, hubiera hecho el doble.
Pero este Liverpool, al que el golpe de Kiev no le ha cambiado su ADN, tiene más poso y mantiene el mismo talento. Un portero, Alisson, que es un seguro de vida. Una defensa liderada por Van Dijk, un centro del campo de 1.000 variantes y unos delanteros anárquicos e insaciables. Mané, Salah y Firmino, además de Van Dijk, sentenciaron a un Oporto con pocos mimbres para competir con un coloso.
Fueron cuatro tantos, como cuatro eran Los Beatles. Sonrió Klopp porque la orquesta sonó afinada en la segunda parte, la muestra perfecta de lo que es este Liverpool. En la primera, el Oporto tiró de orgullo y corazón para trata de buscar la heroica. Tuvo posesión, también ocasiones, pero a los de rojo ni les temblaron las piernas. Tenían un plan y lo pusieron en práctica a la perfección.
Con Corona avisando al medio minuto, Marega se empeñó en echar por tierra con el balón en los pies lo mucho (y bueno) que hace con su cuerpo. Al choque es una bestia, las taras llegan con el esférico en el verde. Hasta los 20 minutos no espabiló el Liverpool... y en el 26' puso el primero. Salah coqueteó dentro del área y encontró a Mané en el segundo palo. Pasó por el VAR la acción, por cierto.
El tanto cortocircuitó al Oporto, que para colmo se encontró con la más fiel versión del Liverpool en el segundo acto. Entró Firmino, que fue suplente, por un Origi al que cuesta entender por qué sigue en un grande. Con el brasileño todo cuajó, Mané y Salah se reencontraron con la otra pata del tridente y el asunto comenzó a fluir. Uno combina hasta con los ojos cerrados para que los otros dos desmonten a cualquiera que se ponga por delante.
Olió sangre el Liverpool y quiso bebérsela, demostrar que tiene madera de campeón. Marcó Salah su gol previa asistencia de Alexander-Arnold. Tres minutos después, en el 68', Militao cabeceó de forma académica para el 1-2 y puso algo de justicia al buen trabajo de los de Conceiçao. Faltaba el gol de Firmino, también de cabeza, cerrando la cuenta Van Dijk tras un córner. Andando fueron cuatro. Puede tomar nota el Barça.