Villarreal y Alavés tradujeron en el terreno de juego sus sensaciones ligueras a la perfección. Necesitaban más los puntos los locales, agobiadísimos en la tabla, pero no tuvieron el temple necesario para jugar el encuentro.
Los visitantes, por su parte, aprovecharon todas las dudas de los amarillos y se llevaron un triunfo que tampoco era tan necesario para ellos, pero que les ayuda a seguir soñando con acudir a Europa la próxima campaña.
Ni las derrotas de Rayo y Valladolid permitieron ver una versión sosegada del Villarreal en casa ante los vitorianos. Al contrario, el Alavés aguantó bien a los de Calleja en el primer acto y mató en el segundo, con una acción a balón parado y un contragolpe perfecto cuando las fuerzas de los locales empezaban a flaquear.
Al principio, quizás por la mayor necesidad, el Villarreal llegó a soñar con unos tres puntos que le hubieran permitido abandonar las posiciones de descenso aunque hubiera sido de manera momentánea.
Bacca no anotó de verdadero milagro mediada la primera parte y el equipo local empezó a generar ocasiones más por ímpetu que por orden y buen juego. Por ello, casi todas fueron muy poco claras.
Gol que obliga a remontar
Se esperaba que el Villarreal tomara aire tras el descanso, pero ni por esas. Fue el Alavés el que se adelantó enseguida en un cabezazo de Maripán a la salida de un córner.
Los locales empatarían enseguida, en un penalti concedido por el VAR por mano de Manu García que Cazorla no perdonó. Y Toko Ekambi perdonó en el mano a mano el 2-1 tras un desajuste defensivo muy poco después.
El paso de los minutos mostraba un Alavés demasiado encerrado, como conformado con el empate, y un Villarreal voraz, aunque sin ideas una vez más por la tensión a la que está sometido el equipo por su posición.
La falta de la remontada local cada vez fue echando más arriba a los de Abelardo, que perdonaron en repetidas ocasiones al contragolpe hasta el gol de Inui. En él, Jony rompió de manera sideral a Mario Gaspar y puso el pase atrás para un toque sutil del japonés.
Los últimos instantes aumentaron la precipitación local y también la visitante, con Burgui y Wakaso perdonando claras ocasiones al contragolpe.
No necesitaron más los vitorianos, que siguen ilusionados con Europa y la Champions. Todo lo contrario que un Villarreal al que se le va acabando el tiempo.