Teniendo en cuenta lo que ocurrió el año pasado, podría hablarse de sorpresa en Almería. Aunque lo fue más por lo anómalo del verano roijblanco, con cambio de poderes en el club y cambios drásticos. El Albacete volvió a la realidad en el Estadio de los Juegos Mediterráneos.
La categoría de plata no entiende de memoria, sí de pegada. Y eso es lo que desniveló un duelo que al término de los 45 minutos sorprendió que no llevara ya victoria local. Tomeu Nadal era el único reconocible de los manchegos al descanso. Sekou y Chema tuvieron las más claras.
El guion no cambió mucho en la reanudación, aunque a los de Pedro Emanuel, que debutaba como técnico, empezaban a pesarle las piernas. Sekou, de nuevo en combinación con Gaspar, la tuvo ante la meta visitante.
Pero el que animó el cotarro fue el VAR. Tras tres minutos de consulta, Aitor Gorostegui Fernández Ortega señaló la pena máxima. Aguza cogió el balón y puso el 1-0 con decisión.
El tanto obligó a los de Ramis a abrirse más y, por tanto, a exponerse. Ello lo aprovechó Nkaka, que debutó a lo grande con el Almería. Apareciendo como una exhalación por detrás para aprovechar el balón suelto que había dejado Nadal dentro del área.
Estaba todo visto para sentencia, pero quedaba la guinda del día. Llegó el doblete de Aguza a balón parado. El atacante conectó un maravilloso golpeo de falta para dar chicha a un añadido interminable, de ocho minutos.