Fue un partido extraño. A la baja de Haaland se sumó una parsimonia nada agradable para el espectador. El guion más previsible contaba que el Borussia Dortmund iba a marcar pronto, a meter marchas rápido y a cerrar el partido en poco tiempo. Pero no, todo fue al revés.
Al colista le dieron tanta fe como alas, pero ese gozo acabó en un pozo. Pudo haber resaca 'Der Klassiker', pudieron haberse inyectado un tranquilizante. En cualquier caso, en la primera parte hubo más ritmo, salva contadas jugadas, del Paderborn que del Borussia. El primer haz de luz lo provocó Guerreiro con un disparo a bocajarro que despejó Collins como pudo.
Antwi-Adjej pudo ser el héroe de la noche si hubiera afinado más un punto de mira desviado. Tuvo tres disparos no demasiado complicados y solo uno se quedó muy cerca de la escuadra. No había miedo y sí una tranquilidad pasmosa del Borussia. La primera falta fue a los 26 minutos, lo que resumió el nivel de tensión del primer tiempo.
Fue como pulsar un botón, como darle a un interruptor. Todo cambió en la segunda parte que, aunque no brilló el fútbol, sí se pudo ver al Borussia eficiente, incisivo y goleador con Jadon Sancho recuperando la versión a la que nos tiene acostumbrados.
Al Paderborn empezaron a caerle los goles como un goteo y ni con un penalti lograron frenar una máquina que había arrancado. Todo se resume a ese clic.
Emre Can tomó la línea de fondo para ponerle el caramelo Hazard. Zingerle le dejó el balón muerto y el balón inició los pasos hacia el set. Solo habían pasado tres minutos cuando Jadon Sancho le mostró al mundo que pide justicia por el fallecido afroamericano George Floyd. Brandt fue el que puso el pase esta vez.
May 31, 2020
A Srbeny le anularon un gol con un claro fuera de juego hasta que Emre Cam se tiró con todo para tapar un disparo y el cuero le golpeó en el codo. Las protestas no sirvieron de mucho y el gol de Hünemeier quedó en un tono de maquillaje.
Sancho ya no enseñó esa camiseta que llevaba debajo cuando con la zurda conectó de nuevo con la red, entrando ya en una recta final del partido que consumió al Paderborn. Ni los cambios ralentizaron al Borussia.
Achraf y Schmelzer se unieron a la fiesta, que acabó con una contra de libro en la que fue egoísta Sancho, ansioso de una tarde de protagonismo y firmó un 'hat trick' con una definición por bajo y al palo corto del guardameta, que pasó de querer ser un santo a ser acribillado.