El Atalanta reina en la anarquía y el Valencia guarda la bala de Mestalla

En la anarquía manda el Atalanta, un ciclón, todo un chaparrón veraniego, un equipo sin orden que solo tiene una misión: atacar, marcar y ganar por avasallamiento. El Valencia fue arrasado a ratos, pero supo levantarse e hizo sudar a Gollini. Un 4-1 no daría esperanzas ni a un loco, pero los 'che' tienen motivos para el optimismo. 11 tiros del Atalanta, por 17 del Valencia. Claro que a puerta el tanteo estuvo cinco contra tres. Ahí perdió la mano el bloque de Celades.

Puede el Valencia activar la 'Operación Remontada' porque tuvo tantas ocasiones como su rival. La diferencia estuvo en las áreas, y en un puntito de agresividad que sí le sobró al Atalanta. Estuvo el partido más para el 6-4 que para el 4-1, que es el resultado con el que cerró el choque. Diferencia engañosa, aunque diferencia al fin y al cabo.

El Atalanta entró en combustión en San Siro y el Valencia se tapó los ojos durante un rato, diciéndose a sí mismo que si no lo venía no le podía ocurrir. Tardaron los de Celades en entrar a la contienda y conectarse al ritmo que imponían Papu Gómez, Ilicic, Hateboer, Gosens y compañía. En el bando 'che' faltaron la velocidad de Rodrigo y el pulmón de Coquelin. Lo notó el Valencia, cuyos centrales provocaron más de una hecatombe.

Puso el Atalanta el turbo desde el inicio y Jaume sacó su primera bomba de oxígeno en el minuto 8. Se plantó solo Pasalic tras un mal repliegue de los hombres de Celades, pero se quiso adornar en su disparo, todavía más de lo que Jaume suele hacerlo en sus estiradas.

El equipo de Gasperini no había hecho más que empezar, el Valencia aún no comparecía y llegó el primer golpe. Centro del Papu, Hateboer que se adelanta a Gayà y gol. Le duraba nada la bola al Valencia, aunque poco a poco fue cogiéndole el pulso al choque. Le costó, pero llegó al mismo.

En cinco minutos, del 30 al 35, rozaron el empate los 'che'. La mandó al palo Ferran primero y luego Guedes disparó desviado. Es el debe del Atalanta, que juega a tumba abierta, como si no hubiera mañana, y la manta no le llega a todo. A eso hay que añadir la fragilidad de algunas de sus piezas, como Palomino.

A cambio, claro, llega y genera, llega y genera. Es una trituradora el Atalanta, capaz de plantarse en el área rival con siete jugadores. Si además Ilicic saca el latigo a pasear, pasa lo que le pasó a poco del descanso. Golazo del esloveno, temporadón el suyo.

Con todo, salió bien el Valencia tras el descanso y Soler pudo anotar con un disparo al primer palo. Lo que se encontró el conjunto de Mestalla fue la obra de arte de Freuler. Con escuadra y cartabón también se pintan maravillas. No acabó el escarnio, sino que Hateboer, a pesar del fuera de juego previo de Ilicic, anotaba en otra contra. El ínclito Michael Oliver decidió que Ilicic no participaba en la jugada.

Se quitó el Valencia las bridas. Ya antes del cuarto Maxi Gómez no metió un gol cantado, teniendo todo el tiempo del mundo para prepararse la jugada. Salió Cheryshev por el gris Guedes y a los dos minutos hizo gol. Su zurdazo metió el pánico en el cuerpo del Atalanta, que no supo mantener en ningún momento su ventaja a pesar de lo abultada de la misma.

Porque Gollini tuvo que pararle otra cantada a Cheryshev y arreglar todos los incendios que le formaba Palomino. Con 4-1, Gasperini metió a Zapata, un delantero, por Caldara, un defensa. Solo los genios se entienden.

Sufrió el Atalanta hasta la conclusión pese a llevarle tres goles de ventaja al Valencia, que no marcó el ansiado segundo gol y soñará con una gran noche en Mestalla. Incendio asegurado.