"Manchester es una ciudad fea,llena de borrachos y de hombres que se besan en la calle", espetó el directivo tras el partido, que el Zorya perdió contra el United.
Posteriormente, enterado del revuelo formado por sus polémicas declaraciones, trató de matizarlas, pero estuvo más cerca de empeorar la situación que de arreglarla.
"Cuando estuvimos en Inglaterra, solo estuvimos en Manchester y no me gustó la ciudad. Estaba muy sucia y además, había mendigos durmiendo en la calle por la noche", explicó en un comunicado colgado en la web del club ucraniano.
No contento con eso, continuó. "Fui a dar una vuelta por la noche y cuando me alejé un poco del centro todo fue a peor. Vi mucha gente borracha. Me pareció muy estrafalario ver a hombres besándose por la calle. No me gustó nada", agregó.
Finalizó este conato de explicación con una traca final. "Tendríamos que pensárnoslo 20 veces antes de aceptar la integración en Europa. No me gustaría que mis nietos saliesen a la calle y viese a hombres besándose y a mendigos durmiendo en la calle", dijo, para finalizar.
Un compendio de despropósitos de principio a fin que pone en entedicho la catadura moral de este señor, y mancha la imagen del equipo.