Así lo revelan, como cuentan en el 'Mirror', el escritor Adam Robinson, periodista especializado en Oriente Medio, y Yossef Bodansky, director durante 16 años del grupo de trabajo del Congreso de los Estados Unidos contra el terrorismo.
Según cuenta, el plan de los terroristas era, durante un partido de los 'pross' en el Mundial de Francia 1998 ante Túnez, perpetrar un atentado que sembrara el pánico.
Los detalles incluían un terrorista que se suicidaría junto al portero David Seaman, el lanzamiento de granadas al banquillo inglés y el tiroteo hasta la muerte de las tres estrellas del equipo: David Beckham, Michael Owen y Alan Shearer.
Por fortuna, el plan de los terroristas nunca pudo llevarse a cabo y ese partido y el resto de la competición se llevaron a cabo con normalidad y sin tener que lamentar ninguna tragedia.