"Esperpento: Persona o cosa que destaca por su fealdad, desaliño o apariencia ridícula o grotesca". Así define la RAE lo que también es un género literario. Aquí lo utilizamos en referencia a lo absurdo que fue el final del primer tiempo de este monólogo rojiblanco.
El Athletic Club saltó a San Mamés con las ideas claras. Había que ganar este partido y había que hacerlo de una manera clara, para confirmar la mejoría ya vista en Liga.
El Atheltic fue un vendaval durante toda la primera mitad. El Rapid de Viena parecía conformarse con el empate a cero, y se limitó a aguantar y esperar poder salir a la contra en alguna ocasión.
Pero el cuadro local evitó todo conato de rebelión por parte del conjunto austriaco. El Atheltic fue un martillo pilón que golpeaba una y otra vez sobre el área del Rapid, pero que no terminaba de ver puerta.
Y cuando lo logró, se desató el caos. La jugada quedará para la posteridad, porque se anuló el gol para pitar penalti (algo contradictorio de base), y luego se anuló el penalti porque estuvo precedido de un fuera de juego claro de Iñaki Williams.
Extraño, surrealista, pero bien anulado, aunque no en la forma. El Athletic se marchó frustrado al descanso y San Mamés despidió al colegiado con un sonoro concierto de viento.
La segunda mitad repitió el guión de la primera. El Athletic, a por el gol, y el Rapid, a esperar su ocasión. El ritmo no era el mismo, sin embargo. Los rojiblancos comenzaban a acusar el esfuerzo de una primera parte muy exigente y tocaba hacer cambios.
Entraron a la vez Muniain y San José, y al Athletic le cambió la cara. Susaeta, muy cansado, dejó de hacer sufrir a Pavelic, quien ahora tuvo que enfrentarse a un fresquísimo Iker Muniain.
Pero el gol no llegó por éste, sino por parte de Beñat, un Beñat claramente al alza. El mediocentro empalmó un balón dividido en la frontal y le limpió las telarañas a la escuadra izquierda de Strebinger.
Un golazo en toda regla que cambió el guión del partido. El Atheltic le cedió la iniciativa al Rapid y éste no supo qué hacer con ella hasta que su entrenador hizo los cambios oportunos para lanzarse al ataque.
Los últimos diez minutos fueron de infarto para la parroquia bilbaína. el Rapid se volcó sobre el área del Athletic y tuvo un par de ocasiones de peligro, pero entre Herrerín y la sólida zaga rojiblanca las abortaron todas.
Al final, y tras cuatro minutos de sufrido descuento, el Atheltic se llevó una justa victoria, aunque se antoja escasa visto el gran despliegue realizado, y el casi nulo de su rival esta noche.