El Atlético de Madrid saltó a Butarque con Stefan Savic, José María Giménez y Mario Hermoso en el eje de la zaga, escoltados por Kieran Trippier y Saúl Ñíguez. Un plan inicial que tuvo que abortar el Cholo por la infinidad de defectos que arrastró en los primeros minutos.
La naturalización del ilicitano en el centro del campo devolvió la defensa de cuatro a los rojiblancos, que presumían de mayor entereza y rigurosidad para tratar de conectar con Álvaro Morata y un Joao Félix enjaulado por Mauricio Pellegrino.
Sin embargo, al inicio de la segunda mitad, Simeone volvió a apostar por el 5-3-2 hasta que entró Vitolo para mutar el 4-4-2 característico. No obstante, la joven estrella portuguesa deambulaba perdida en la banda, desconectada del juego.
La entrada de Marcos Llorente terminó de dar empaque al esquema y Joao Félix, en una de sus aproximaciones al centro, aprovechó para filtrar en profundidad a Vitolo para que besase las mallas de Butarque.
Encomendado al 'unocerismo', el Cholo volvió a redibujar a su equipo, apostando por un riguroso 4-1-4-1 con el que defendió la renta y pudo sumar otros tres puntos de oro para liderar la tabla junto al Sevilla.