El portugués es uno de los ídolos de su hinchada. Su exterior, su calidad y su renombre enamoraron al Besiktas desde el minuto uno y así quedó reflejado en esta simpática anécdota.
Quaresma se disponía a botar un saque de esquina cuando el juez de línea le pidió pausa. El VAR andaba revisando alguna jugada y ahí comenzó el show.
El luso hizo lo propio con la grada y pidió paciencia, argumentando que estaba entrando en juego el 'video assistants referee', y comenzó a ser llamado por sus seguidores.
Quaresma saludó, mandó besos y se besó el escudo, aprovechando a las mil maravillas el tiempo que dejó muerto la revisión del VAR. Tanto fue así que el estadio acabó coreando su nombre.
10 de marzo de 2019