Para explicar la presencia de Islandia en Rusia hay que tirar de contexto. Islandia apenas tiene 340.000 habitantes (datos del censo de 2017). Demográficamente es todo un prodigio de la naturaleza que este pequeño punto al extremo noroeste de Europa pueda contar con un representante en un Mundial. Hace 12 años, en la Copa del Mundo de Alemania, fue Trinidad y Tobago el país menos habitado en jugar este campeonato. El caso es que Trinidad y Tobago cuadriplica la población de Islandia.
Islandia, nación de democracia a menudo ejemplar (no tiene fuerzas armadas, cuenta con equiparación salarial entre hombres y mujeres, hace diez años decidió el encarcelamiento de banqueros corruptos...), se ha entregado tradicionalmente al balonmano, la lucha o el atletismo. El fenómeno futbolero poco tiene que ver con la nobleza vikinga de sus gentes o su aparente fuerza bruta. Es el fruto de un trabajo bien hecho, estudiado, meditado y efectuado. Pero el 'nacimiento' de la Selección de Islandia ocurrió un poco antes.
La irrupción de Eidur Gudjohnsen, ex de Chelsea y Barcelona, con este último campeón de Europa, supuso un estallido en Islandia, quien identifica como éxito nacional cualquier tipo de logro individual o colectivo islandés. Fue una llamada de aviso, una especie de "eh, uno de los nuestros juega con los buenos". El último partido oficial de Gudjohnsen fue contra Francia, en cuartos de final de la Euro 2016, la gran epopeya de Islandia. Qué manera de cerrar el círculo.
La aparición de Gudjohnsen puso sobre la mesa la necesidad de invertir en un deporte inexplorado en esta parte del mundo. Las administraciones de Islandia se pusieron manos a la obra para promover la práctica del fútbol. ¿Cómo? Los clubes, desde las categorías infantiles, obtuvieron respaldo público. Se construyeron pistas cubiertas para entrenar todos los días, pues el tiempo en Islandia es inclemente y muy duro. Apenas hay fútbol profesional dentro del país, pero sí escolar y una red colegial bien conectada y trabajada. Sus futbolistas, a día de hoy, moran por Inglaterra, Italia, España... Esta hoja de ruta promete aún mejores resultados a corto plazo.
Una derrota en 2007 contra la débil Liechtenstein también sirvió de acicate. Gudjohnsen ya jugaba en la élite de Europa, había que dotarle de 'armas' en la selección. Lars Lagerbäck, seleccionador de Suecia entre 2006 y 2010, llegó a Islandia en 2011 y terminó de darle forma al plan trazado casi cinco años antes. Su experiencia a nivel internacional fue básica para el éxito de Islandia en la Eurocopa. Pero no es el único 'hombre milagro'. Heimir Hallgrímsson, dentista de profesión, entonces mano derecha de Lagerbäck y actual seleccionador, instauró una costumbre que terminó de meterle el 'veneno' del fútbol a los islandeses.
Hallgrímsson, por 2012, empezó a tener reuniones con una quincena de aficionados al fútbol en Olver, un bar que sirve de centro neurálgico para la llamada 'Tólfan', la ruidosa hinchada de Islandia. En esas reuniones, Hallgrímsson les contaba a 'Tólfan' (cuyo significado es 'duodécimo hombre') qué alineación sacarían, cómo había ido la preparación y cómo tenían pensado jugar. "Les dije que, antes de cada partido en casa, pasaría por el bar y les informaría sobre lo que íbamos a hacer. Serían los primeros en conocer la alineación, en enterarse de cómo pensábamos jugar y les enseñaría el video que había montado para motivar a mis hombres exactamente al mismo tiempo que lo veían los jugadores", contó el ahora seleccionador a la FIFA. Por supuesto, nada de redes sociales, en esos encuentros. Esta costumbre se ha mantenido en el tiempo pese al éxito de la Selección. En el último encuentro se alcanzaron los 600 hinchas.
El periodista Víctor Cervantes, autor del libro 'El faro de Dalatangi' junto con el popular presentador Axel Torres, confirma esta unión como uno de los secretos de Islandia. La hinchada dejó en la Eurocopa momentos gloriosos gracias a su llamativa coreografía. "Cuando un deportista, un actor, un cantante triunfa en el mundo, es como si lo hiciera Islandia entera", señala al 'New York Times'. Un éxito que compartió medio mundo gracias a la Eurocopa. El frío de Rusia no atenazará a estos vikingos.
Estrella: Gylfi Sigurdsson
El futbolista más talentoso de Islandia. El Everton pagó en 2017 50 millones por su traspaso, aunque numérica ni futbolísticamente ha destacado como en el Swansea. También jugó en el Tottenham, donde empezó a darse a conocer. Mediapunta llegador, con habilidad y capacidad para el último pase. Llega a la Copa del Mundo algo justo por una lesión. A poco que su cuerpo lo permita, un fijo en el once.
Jugador a seguir: Aron Einar Gunnarsson
Capitán de Islandia, bastión en el centro del campo y líder espiritual del equipo, Gunnarsson encarna mejor que nadie los valores de Islandia. Su apariencia (aspecto fornido, abundante barba) también le da mística al combinado nórdico. Luce como juega: de forma intensa, todo corazón, incansable durante los 90 minutos. Ha subido con el Cardiff City a la Premier, aunque apenas ha disputado 20 minutos. También llega justo de físico por lesión.
La lista de 23 de Heimir Hallgrímsson:
Porteros: Hannes Þór Halldórsson (Randers), Rúnar Alex Rúnarsson (Nordsjælland), Frederik Schram (Roskilde).
Defensas: Ari Freyr Skúlason (Lokeren), Hörður B. Magnússon (Bristol City), Ragnar Sigurðsson (Rostov), Kári Árnason (Aberdeen), Hólmar Örn Eyjólfsson (Levski Sofia), Sverrir Ingi Ingason (Rostov), Birkir Már Sævarsson (Valur), Samúel Kári Friðjónsson (Valerenga).
Centrocampistas: Gylfi Sigurðsson (Everton), Aron Einar Gunnarsson (Cardiff City), Emil Hallfreðsson (Udinese), Birkir Bjarnason (Aston Villa), Jóhann Berg Guðmundsson (Burnley), Ólafur Ingi Skúlason (Karabukspor), Arnór Ingvi Traustason (Malmö), Rúrik Gíslason (Sandhausen).
Delanteros: Alfreð Finnbogason (Augsburg), Björn Bergmann Sigurðarson (Rostov), Jón Daði Böðvarsson (Reading), Albert Guðmundsson (PSV).
4 de junio de 2018