Ronald Koeman comprobó en Ucrania que quizás no necesite tantos fichajes como se vienen pidiendo en 'can Barça'. El Barcelona de la segunda o tercera unidad se paseó ante un Dinamo de Kiev que recuperaba bastantes hombres en relación al choque del Camp Nou y que dio una imagen diametralmente opuesta.
También las prestaciones azulgranas fueron muy diferentes de las del pírrico triunfo del Camp Nou ante los de Lucescu. El Barça usó en Kiev un cóctel de suplentes, jugadores con mucho que demostrar y futbolistas inéditos y la cosa salió mucho mejor. El equipo estuvo muy serio y exhibió muchas más ganas de vencer de las que probablemente hubieran exhibido los titulares más habituales. Precisamente lo que le pasó al Dinamo en Barcelona.
El once inicial del Barça era casi indescifrable. No tanto por la ubicación de los futbolistas como por los pocos minutos que acumulaban, a excepción de Lenglet o Pedri, en la presente campaña. Se esperaba que Jordi Alba o Griezmann se echaran el equipo a la espalda, pero es que ni jugaron hasta bien entrada la segunda parte. Koeman tenía reservada una sorpresa y salió bien.
La falta de nombres no se notó en un Barça que encontró por fin en Coutinho al líder que se espera cuando no está Messi. El brasileño estuvo participativo, aunque la primera parte fue un tanto plana por parte de ambos equipos. Con no sufrir, el Barça estaba más que contento, pues tenía el pase amarrado con el simple hecho de empatar, así que las cosas iban por buen camino.
Dest desmelena al Barça
No hubo apenas ocasiones ni acercamientos en todo el primer acto, a pesar de la insistencia azulgrana a la hora de recuperar. Los 'culés' llegaban hasta la frontal con relativa facilidad, pero luego se olvidaban de tirar o se perdían en combinaciones imposibles, probablemente fruto de la poca compenetración entre un once inédito.
Las cosas cambiarían en la segunda parte, cuando, tras un par de avisos de Verbic bien sofocados por un impecable Mingueza, el Barça comenzó a crear peligro de verdad. No tardaría en llegar el primer tanto, que llevó la firma de Sergiño Dest, primer norteamericano en marcar un gol en encuentro oficial con el Barça.
El gol terminó de desmelenar a un Barça demasiado centrado en no perder y que fue muy superior en la segunda parte. Hasta mostró su candidatura a jugar más minutos Braithwaite, inédito y hasta torpe en la primera parte y voraz y efectivo en la segunda. En menos de un cuarto de hora, el danés hizo el segundo al remachar un cabezazo de Mingueza en un saque de esquina y luego no dudó a la hora de lanzar un penalti que Popov había cometido sobre él mismo.
Para entonces, Koeman ya había activado el 'modo dádiva' con los menos habituales. La cosa empezó con Riqui Puig y terminó por Matheus -curioso lo suyo, pues debutó sin haber sido presentado- y hasta por Konrad de la Fuente. Para que el equipo no se descompusiera, también tuvieron minutos Griezmann o Jordi Alba.
El asunto estaba tan controlado que la pareja de centrales con la que el Barça acabó el partido la compusieron Mingueza ¡y Junior Firpo! El lateral, por cierto, también firmó un buen partido en Ucrania. Como Dest, que además de hacer el primero estuvo cerca de firmar el segundo en los últimos choques y le sirvió en bandeja a Riqui Puig la reconciliación definitiva con Koeman, aunque el canterano la nenvió fuera con todo a favor.
Hasta Griezmann pareció entrar con más ganas que otros días y tuvo un par de ocasiones claras al final, que culminaron con el 0-4, anotado a pase de Jordi Alba ya con el árbitro a punto de pitar el final.
El Barça dio un paso adelante a la hora de asimilar la vida sin Messi en Ucrania y Koeman vio cómo la plantilla respondía al cásting que él mismo planteó y que ahora podrá repetir en Hungría y en casa ante la Juve, pues el equipo ya duerme en octavos.