Leo Messi volvió a comandar una exhibición liguera del Barcelona. Tras decidir el derbi catalán ante el Espanyol y tomarse un respiro contra el Tottenham en Champions, el rosarino ajustició al Levante en el Ciutat de València, allí donde, sin él, los azulgranas se dejaron la pasada campaña el invicto liguero.
Y lo hizo, como suele acostumbrar, con un récord debajo del brazo. El argentino llegó a las 323 victorias ligueras con el Barcelona, más que nadie en la historia, con un nuevo festival.
Al Barça, eso sí, le costó encontrar el pulso al choque. El planteamiento de Paco López permitió dominar a los 'granotas' en los primeros instantes, mientras el conjunto azulgrana se habituaba al extraño esquema que tuvo que emplear Valverde por la lesión de Semedo.
Salieron los azulgranas con tres centrales y Jordi Alba y Dembélé como carrileros y, pese a que les costó, el experimento acabó saliendo bien. El francés estuvo más comprometido que nunca en defensa y fue protagonista más por su trabajo atrás que por su brillo en ataque.
Los errores se pagan
Porque las decisiones en la parcela ofensiva las tomó una vez más -y muy bien- Leo Messi. El argentino no dejó sin penalizar ni un error del Levante. En el primero, tras pérdida de Bardhi, llegó el 0-1. Messi se recorrió la frontal como acostumbra y centró para Luis Suárez, que voleó direcamente a la red.
Justo acababa de toparse con el larguero Boateng en una acción que pudo cambiarlo todo, pero el Levante no tuvo tiempo para lamentos, pues el Barça generó el 0-2 poco después. Llegó tras un nuevo error de salida de balón, esta vez de Rochina, que Busquets convirtió en un pase excelso para Messi.
Si el Barcelona había sido tremendamente efectivo en la primera mitad, apenas dejaría ver fisuras en la segunda. Enseguida llegó el 0-3, anotado de nuevo por Messi en un contragolpe comandado por Luis Suárez y finalizado por Jordi Alba con uno de sus clásicos pases al rosarino.
El mejor Barça
Y Valverde, más confiado, se soltó, dejando entrar a Arthur por Vermaelen. Con la entrada del brasileño llegaron los mejores minutos del Barcelona y pronto le regalaría medio gol a Suárez, pero el uruguayo, como haría después tras asistencia de Messi, fallaría en la suerte final ante un Oier agrandado.
Los dos últimos goles de los 'culés' llevaron la etiqueta de golazo. En el primero, sobresalió un caño espectacular de Suárez a su compatriota Cabaco. Tras él, centró para Vidal, que prefirió regalarle el tanto a Messi para su 'hat trick'.
El quinto, anotado con el tiempo casi cumplido, llevó la firma de Piqué. El central, ansioso por marcar, abandonó la cueva, pero fue Messi quien le puso pausa a la acción y encontró a Coutinho. El brasileño se la devolvió al rosarino y éste a Piqué, quien, ya en el área, tuvo la tranquilidad precisa para tumbar a Oier y marcar sin excesivos problemas.
Llegaron esos dos, como pudieron acabar cayendo muchos más, pues el Barcelona volcó por completo el campo hacia la portería del Levante, especialmente tras la roja a un desquiciado Cabaco por una fea patada a Dembélé. También los locales tuvieron las suyas, aunque apareció entonces la figura de Ter Stegen, que parece que, junto a Messi, va recuperando su mejor nivel conforme avanza la temporada.
Allá donde perdieron el invicto en la pasada campaña, los azulgranas arrasaron y se cobraron la venganza, dejando muy claro que siguen siendo los aspirantes número uno a repetir título.