Congelados, gélidos. Así se quedaron los futbolistas del Bayern, en un partido que tuvo controlado durante los primeros 20 minutos, pero que tras el tanto del empate de Azmoun, se convirtió en un toma y daca por parte de ambos equipos.
El conjunto bávaro llegaba con las bajas de Neuer, Robben, Arturo Vidal, Javi Martínez y Kingsley Coman, por lo que Ancelotti tuvo que sacar su lado más 'guardiolista' y situó a Lahm en el centro del campo, como interior junto a Renato Sanches.
Después de este choque, hay quienes aún podrán poner en juicio el mérito de Pep Guardiola tras su paso por Alemania. El Rostov supo aprovecharse de los errores del cuadro bávaro y acabó derrocándolo por 3-2, haciendo sangre en un estadio helado. Garra ante el glacial ambiente.
Douglas Costa, el más incisivo del Bayern en la banda derecha, abrió el marcador después de que el balón se quedase muerto en el punto de penalti, tras un barullo en el área. Sin embargo, un error de Renato Sanches, y sobre todo, el ridículo de Boateng, otro más, puso el empate en el luminoso, con un extraordinario tanto del israelí Azmoun.
Ulrich y Boateng, los máximos culpables
En la segundad mitad, el ritmo del encuentro era un símil al del final de la primera parte. El Bayern bajó la guardia y el Rostov se volvió a encontrar con Boateng, quien cometió un infantil penalti, de patio de colegio, y permitió que Poloz firmase el 2-1.
Bernat reaccionó rápidamente, y con un soberano tanto, enchufó el balón que rondaba la meta del cuadro ruso. Poco le duró la alegría al Bayern, puesto que el ecuatoriano Noboa anotó el definitivo 3-2, con la ayuda de Ulrich. El guardameta del Bayern, quien se incorporó al gigante alemán en verano de 2015, sólo había sido titular en un partido de Copa, cuando Guardiola todavía era el entrenador de los muniqueses.
Ancelotti intentó darle la vuelta al marcador, con la entrada de Müller, pero el partido murió en la meta de Dzhanaev, sin mayor peligro alemán. El Rostov obtuvo su primer triunfo en la historia de la fase de grupos de la Champions League, dejando en ridículo al Bayern de Ancelotti, quien no tendría opciones de quedar primero de grupo si el Atlético obtiene al menos un empate esta noche.
El cuadro muniqués no supo en ningún momento qué juego desarrollar, aterizado en la ciudad de Rostov del Don, y viendo cómo un equipo de Alemania caía derrocado ante uno de Rusia. La historia siempre se vuelve a repetir. Hazaña, proeza o heroicidad, llámenlo como queráis.