A nadie sorprendió que el Bayern se adelantase en el marcador al Benfica. A muchos pilló por sorpresa que fuera en prácticamente la primera jugada del partido. Bernat puso un centro tras una primera aproximación del Benfica a los dominios de Neuer, y Arturo Vidal lo cabeceó al fondo de las redes.
Era el minuto 1:50 de juego, y quien diga que no pensó que se avecinaba una goleada, miente.
Y se equivocó, sin duda. El dominio del balón fue muniqués en todo momento. Intratable en todo momento, fiel a la filosofía de Guardiola: defender con el balón. El Benfica tardó una media hora en reaccionar y meterse en el partido. Y sólo entonces tuvo alguna clara oportunidad.
Mientras tanto, toque y toque del balón. Ribery y Douglas Costa, dos puñales por sus bandas que llevaron el peligro hasta el área rival de forma casi continuada. Lo habitual era que el Bayern volcase el juego hacia una de sus bandas, y cuando el Benfica se desequilibrase hacia ella, cambiar hacia Ribery o Costa, el que ocupase la banda contraria. Y ocasión para el Bayern.
Sin embargo, los de Guardiola no fueron capaces en 88 minutos de convertir ese dominio en goles. Tan siquiera en ocasiones de gol. La defensa del Benfica, de diez, anulando completamente a Müller y Lewandowski. De hecho, el peligro solía llegar por la banda, y en un centro para que Vidal entrase desde la segunda línea.
Conforme se acercaba el descanso, el Benfica se soltaba más y más, llegando incluso a inquietar a Neuer, quien en términos generales tuvo más bien poco trabajo. Un mano a mano ante Jonas y poco más, para ser exactos. Ningún otro tiro del Benfica llegó hasta Neuer, quien sólo tuvo algo de protagonismo en los córner. Y en la circulación de balón, un clásico del arquero alemán.
La segunda parte comenzó como la primera, con el Bayern en tromba hacia la portería rival, asfixiando con largas posesiones al Benfica y acosándole hasta la extenuación cuando perdía la pelota para forzar un robo en zona de peligro.
Sin embargo, como sucedió en la primera mitad, aunque sin gol tempranero mediante, el Benfica terminó por asimilar el juego rival y se sacudió la presión, y volvió a inquietar a los de Guardiola.
Fueron los mejores minutos del Benfica, a costa de un Bayern que quizá estaba pagando el tremendo esfuerzo colectivo realizado. Los cambios de Guardiola, de corte conservador (Javi Martínez por Kimmich, Götze por Müller y Coman por Costa) para nada revolucionaron el encuentro.
Quienes sí metieron una marcha más al partido fueron los lisboetas. Raúl García y Salvio entraron en la segunda mitad por Mitroglou y Jonas, uno agotado y el otro amonestado, por lo que se perderá la vuelta, y añadieron chispa al ataque luso.
Pero el marcador no se movió en todo el partido más. Ni tras cinco minutos de descuento, en el que hubo momentos en que no quedaba claro quién era quien ganaba por la mínima, porque el Bayern perdía tiempo para recolocarse, y el Benfica también, seguramente conforme con un resultado que no pocas veces se ha remontado.
Todo se decidirá en Da Luz en ocho días, el próximo miércoles. David se volverá a medir a Goliat, pero esta vez, en casa. Ha aguantado el Benfica el primer asalto, ¿sobrevivirá al segundo? Tras ver el partido hoy, que nadie dé a las águilas por muertas, pues quieren volar muy alto este año.