Los puntos del derbi andaluz enfilaron la carretera hacia Sevilla. El Betis se dio un respiro a costa de un Málaga que sigue enganchando resurrecciones con sinsabores.
El Betis se llevó el triunfo porque decosió al Málaga en la primera mitad y ni Míchel ni sus futbolistas supieron zurcir sus boquetes. Busca remiendos el conjunto blanquiazul.
El encuentro arrancó con el Málaga intentando mandar y consiguió hacerlo durante un buen rato ante un equipo de Setién que se empeñó en jugar desde su área con la bola pegada al pie.
Recio, Keko y Baysse probaron a Adán, aunque el meta verdiblanco tampoco se vio en la necesidad de fabricar alguna parada imposible. El Málaga, aun sin excesiva claridad, se arrimó a la meta contraria.
Hasta que apareció Joaquín. Los años pesan en el físico, no en la calidad, y de ésta entiende el genio de El Puerto. Un pase del ex malaguista sirvió para que Sergio León encarara a Roberto y pusiera el 0-1 en el marcador. Joaquín se marchó de La Rosaleda entre aplausos.
Este gol resultó ser un directo de derecha en el mentón del Málaga. Desconectado y sin premio a su buenas intenciones iniciales, con Rolan ya en el campo justo antes del descanso, apeló a la heroica. No funcionó.
Un Betis práctico
El Betis menos virguero de la temporada jugó con la necesidad del Málaga y se limitó a esperar un zarpazo definitivo. Llegó en forma de gol de Camarasa. No atinó la zaga a defender el balón lateral que originó el 0-2.
Un 0-2 que pudo subir al luminoso poco antes del descanso, pero ningún árbitro vio lo que sí habría señalado el tan manido videoarbitraje: gol de Joaquín. Su falta había traspasado la línea. Otro gol fantasma para la colección de LaLiga.
El Málaga se enredó en sus propias piernas y su dificultad para hilar fútbol y no hizo daño a un Betis que se limitó a ver pasar los minutos. Victoria balsámica para unos, derrota preocupante para otros.