Nada invitaba a pensar que un partido con tan poco en juego, tan poco como nada, pudiera resultar tan entretenido. Tuchel no rotó y jugó con los habituales, quizá para que no pierdan ritmo competitivo de cara a la fina de Copa que juegan contra el Bayern en los próximos días.
Pronto inauguró el marcador el Borussia. Un tanto de Gonzalo Castro a los once minutos, a pase de Schmelzer, adelantó a los locales. Pero el Köln no se dio por vencido.
Necesitó sólo media hora para dar la vuelta al encuentro. Modeste primero, en el 27, y Jojic después, al filo del descanso, mandaron a los de Tuchel a las duchas con la sensación de no tener muy claro qué había pasado.
El encuentro parecía controlado y, sin embargo, perdían 1-2. Algo había que hacer, y su entrenador se puso manos a la obra.
En la reanudación, Bender se quedó en la caseta, y entró Ginter en su lugar. El Borussia ganó verticalidad, y mejoró todavía más cuando salió del partido un Kagawa que no estivo nada acertado. Entró en su lugar Leitner.
Y resultó. Las ocasiones se empezaron a suceder, y el agobio de Kessler creció, hasta que Marco Reus puso las tablas en el marcador a lso 75 minutos de juego.
El Köln resistió ese último cuarto de hora de auténtico asedio, y arrancó un empate meritorio, que vale más como inyección de moral que como resultado para la clasificación final.