Con las cosas que dan puntos no se juega, y el Eibar se excedió con lo curioso de Dmitrovic lanzando un penalti. El serbio volvió a lanzar desde los once metros en un momento clave, pero esta vez el destino no sonrió. El Cádiz da un salto de gigantes.
Era una auténtica final la que se disputó en el Ramón de Carranza. El triunfo del Cádiz mete en un buen lío al Eibar, que dormirá en descenso. Pero de haber sido al revés, los de Cervera hubieran dado un bajonazo monumental, pues no vencían desde el 10 de enero y la falta de resultados ya pesaba.
Pero respondió el equipo andaluz justo cuando más falta hacía. Con un solitario gol de Negredo, el Cádiz se acerca a la zona noble de la tabla, aunque antes de eso el Eibar comenzó mejor, metiendo miedo en el cuerpo de los locales y con mayor dominio en todos los sentidos.
Cumplido el primer cuarto de hora, de hecho, Sergi Enrich vio cómo le anulaban un gol por un cabezazo que tocó en su propia mano. Una decisión difícil de asimilar al ser involuntaria como parece, pero que es justa al ayudarse del brazo para marcar.
Y diez minutos después, en una de las primeras llegadas con verdadero peligro para el Cádiz, Salvi anotó con un disparo lejano, pero fue anulado por fuera de juego. Un primer aviso que sirvió al conjunto amarillo para desplegarse en el ataque ante un Eibar que fue perdiendo fuelle.
El toma y daca se instauró en el partido como filosofía natural. El Cádiz dejó correr el partido y fue ganando protagonismo a la par que el Eibar lo perdía sin las eléctricas apariciones de Bryan Gil. Y en el 40' llegó el premio del gol con un cabezazo picado por Negredo a la perfección en el centro de Espino.
Negredo volvió a dar la nota en el momento idóneo. Se lanzó en plancha y aumenta su haber goleador de esta temporada. Con el marcador a favor, todo fue mejor para el Cádiz, que sabe jugar muy bien con ventaja, pero el Eibar lo dio todo para rascar, al menos, el empate. Y lo mereció...
Sin embargo, esto no va de eso y si perdonas, lo pagas. Una pena máxima para el Eibar por una mano involuntaria que deja dudas llevó el balón hasta los once metros, donde Dmitrovic cogió el testigo de nuevo, como ya hiciera ante el Atlético en Ipurua, pero esta vez Ledesma le alejó la gloria con una estirada sensacional.
Apretó el Eibar tras ese varapalo psicológico, pero el Cádiz no dejaría escapar un marcador que le coloca con un colchón sobre el descenso de seis puntos. El bárbaro Conan Ledesma evitó la igualada y se convirtió en el héroe de la noche, mientras que el antihéroe y su equipo se van de vacío del Carranza.