El Castellón o cómo pasar de poder desaparecer al ascenso

En la temporada 2016/17 los impagos estaban a la orden del día y eran numerosos los futbolistas y empleados del Castellón que debían recurrir a sus familiares y aficionados para poder sobrevivir y garantizar sus necesidades diarias.

La solidaridad de la sociedad castellonense con aquel equipo, en aquel momento David Cruz presidía un club que viajaba a la deriva, permitió que los propios seguidores llenaran la nevera de los futbolistas; que en bares de la ciudad se les ofreciera menús económicos o que de cara a su higiene el corte de pelo les fuera gratuito.

Todo cambió en junio de 2017: Tras ser eliminado por la Peña Sport, la situación de Cruz al frente del Castellón y su salida era la única posibilidad para evitar lo que hubiera supuesto la desaparición del club.

Fue entonces cuando el grupo encabezado por el actual presidente, Vicente Montesinos, y los futbolistas Pablo Hernández y Ángel Dealbert, se hicieron cargo de la entidad, llevando a cabo dos ampliaciones de capital y consiguiendo el apoyo económico que ha inyectado en las últimas semanas el nuevo propietario del club, José Miguel Garrido, y que permitirá hacer frente a la deuda con la Agencia Tributaria.

En junio de 2017, la comunión con la afición era inexistente y tan solo doce meses después, el estadio de Castalia ha presentado en el partido del ascenso disputado el pasado domingo ante el Portugalete, la mejor entrada de los últimos trece años con 15.400 aficionados en las gradas y colgando el cartel de no hay billetes; además de poseer el récord de abonados en Tercera División situado ya en 12.827.

De cara al futuro, el club prepara un proyecto ambicioso en el que el salto al Fútbol Profesional pueda efectuarse en un periodo de tiempo corto. Un proyecto que será presentado este miércoles en Castalia por Garrido y por Montesinos.