Arrancó con personalidad el Burgos, queriendo ser protagonista ante un Castilla ávido de victoria para mantener el pulso por los puestos de ascenso a Segunda División.
Merced a este ímpetu inicial, Diego Cevero besó las mallas del filial madridista a los siete minutos. Sin embargo, el asturiano estaba en fuera de juego y el gol no subió al marcador.
El tanto anulado no hizo si no despertar al Castilla, que abrió la lata antes del primer cuarto de hora. De Frutos cabeceaba al fondo de la red un balón colgado y enfriaba El Plantío.
Un mazazo del filial blanco que dejó tocado a un Burgos que no logró reponerse hasta la recta final del primer tiempo, cuando, a cuatro minutos del descanso, Goti firmó las tablas.
El paso por vestuarios templó los ánimos y el Castilla buscó con ahínco la portería local, encontrándose con la mano de Borda al intentar despejar un balón al filo de la hora de partido.
Un penalti que Cristo no perdonó y celebró con vehemencia. El golpe definitivo del equipo blanco, que se encarama en la zona noble de la tabla en su camino hacia Segunda División.