Espanyol y Celta evidenciaron que su irregular inicio de Liga no es ninguna casualidad. Ambos equipos exhibieron serios problemas para construir fútbol y firmaron un partido tan gris como aburrido.
Con más empuje que tino, el Espanyol puso las ocasiones del partido. Hasta que aparecieron Rossi y Sisto en el descuento. Hasta entonces, Diego López apenas había roto a sudar.
El Celta tomó la iniciativa al comienzo del choque. Merodeó más que mordió. Pione Sisto alborotó pero no finalizó y Aspas estuvo muy lejos de ser el puñal que es con frecuencia.
La primera ocasión espabiló al Espanyol. Baptistao se plantó solo en la frontal tras una indecisión de la zaga gallega y Sergio Álvarez impidió el 1-0 desviando su remate. El Celta se agazapó.
Baptistao volvió a tener una muy buena ocasión pocos minutos después. Tras controlar con mucha clase en el área, su intento de volea tomó un rumbo muy diferente al deseado.
Un final impensable
La segunda mitad fue prácticamente un calco de la primera. Buenas intenciones del Celta, pero el Espanyol amagaba con golpear. Ni Caicedo ni Hernández lo consiguieron.
Pero apareció Rossi cuando aparecen los genios. En el 90, Cabral detectó el desmarque del italiano y éste definió con inmensa clase por alto ante la salida de Diego López.
Con el Espanyol en 'shock', Pione Sisto ejecutó un contragolpe con un preciso disparo desde la frontal. Imprevisible desenlace. Pero los artistas como Rossi suelen resucitar.