Manchester City y Nápoles ponían en juego varios títulos oficiosos en la tercera jornada de la Champions. El de mejor equipo celeste del momento, el de mejor fútbol ofensivo de la temporada... y el de equipo más sólido del momento.
Los italianos llegaban intratables de la competición liguera y alabados por un Pep Guardiola que preparó perfectamente el terreno para los suyos. Y el City no defraudó. Los ingleses cuajaron 30 minutos de verdadera fantasía en los que se pusieron 2-0 y pudieron incluso golear a un Nápoles totalmente venido a menos.
Sterling hizo el primero y Gabriel Jesús, poco después, pareció sentenciar el choque. De Bruyne se encontraba con el larguero, el Nápoles sacaba balones de la línea... pero los italianos no se vinieron abajo y reaccionaron.
Vaya que si reaccionaron. Todavía antes del descanso tendrían su oportunidad de cambiar el destino del partido. Penalti que lanzó (mal) Mertens, parada de Ederson y descanso que llegó como agua de mayo para los de Guardiola.
La segunda mitad ya no fue tan desequilibrada como la primera. Aunque el City tuvo el control, el Nápoles sí que metió el miedo a los 'skyblues' con el 2-1, anotado de penalti (esta vez sí) por Diawara.
Pero los de Sarri no consiguieron inquietar más al City, que encarrila la clasificación y el primer puesto, mientras que el Nápoles tendrá que remar y remontar la ventaja del Shakhtar para estar en octavos. Italia será otra cosa.