La decisión se ha tomado en consecuencia al brutal desplazamiento de 2.500 hinchas 'foxes' para el partido de octavos de final a Sevilla. Una cantidad ingente de aficionados ingleses llegaron a España, aunque, si bien es cierto, no hubo ningún problema entre ambas hinchadas.
De hecho, los aficionados del equipo de, por entonces, Claudio Ranieri, se hermanaron con los aficionados sevillistas y convivieron en paz y armonía durante los días previos al choque, por lo que la declaración de 'alto riesgo' sólo es una medida de prevención sobre el papel.