Ya decía José Ramón Sandoval en la previa del partido que jugar en El Sadar era "como torear en Las Ventas". Así lo demostró Osasuna y su poderío ofensivo ante un Córdoba que volvió a hacer gala de las mismas debilidades.
El partido comenzó con un buen planteamiento de los locales. Juan Villar y Fran Mérida -que estrenaba titularidad por la lesión de Íñigo Pérez- lo intentaban desde fuera, pero Carlos Abad no veía peligrar su imbatibilidad este viernes en El Sadar.
Los blanquiverdes, por su parte, amenazaban con algunas internadas por la izquierda de Quezada y Jovanovic. Sin embargo, sería Osasuna el que se adelantaría en el marcador, justo cuando el Córdoba se empezaba a despegar del dominio local.
Robo, contragolpe rápido, ataque por banda y gol. La idea del equipo de Jagoba Arrasate es clara, aunque les cueste plasmarla en el campo. Así llegó el primero. Kike Barja recibió en el costado izquierdo y, con un centro raso al área, dejó solo a Juan Villar, que volvía a la titularidad y abría la lata.
El Córdoba intentaba reaccionar, pero sería tras el descanso cuando llegaría el empate. Los de Sandoval demostraron que tienen buenas capacidades de juego y Federico Piovaccari se aprovechó de un gran envío de Jovanovic para batir por alto a Rubén Martínez.
Despiste incomprensible
El encuentro tomó el guion esperado. Osasuna se echó arriba y los blanquiverdes se vieron cada vez más encerrados. No obstante, la sensación de peligro no era tan clara hasta que llegó el segundo tanto 'rojillo'. Kike Barja aprovechó un despiste general cordobesista a la salida de un córner para fusilar en el segundo palo a Carlos Abad.
Un gol demasiado doloroso para un Córdoba que aguantaba el tipo como podía. Minutos más tarde, el recién entrado Roberto Torres transformaba de forma magistral un balón parado en la frontal del área para terminar de finiquitar el choque.
Finalmente, los navarros impusieron su etiqueta de locales y prolongan sus buenos resultados en El Sadar ante un Córdoba que todavía no sabe lo que es ganar fuera del Nuevo Arcángel.