En un terreno de juego a años luz del Wanda Metropolitano, el Duisburgo se encargó de aguar el estreno del ex capitán del Atlético de Madrid en su nueva aventura.
Acompañado de Xavi, Gabi sufrió un serio correctivo, donde su guardameta le hizo añorar aún más si cabe la solidez defensiva de Jan Oblak.
Más allá del sonrojante 4-1, el centrocampista español exhibió su impotencia por la mala actuación de su propio portero.