El colombiano salió del Atlético para militar en Francia, a las órdenes del Mónaco, pero tuvo la mala suerte de lesionarse de gravedad en enero. Una rotura del ligament cruzado que, sin duda alguna, ha marcado su carrera.
"Fue el peor día de mi carrera. Cambió muchas cosas, incluyendo el perderme el Mundial con mi país seis meses más tarde. Aún así soy el mismo jugador, el instinto, que no es algo físico, lo tengo. Mi fútbol ha madurado", aseguró en una entrevista recogida por 'El Espectador'.
"Si una juega cada partido como si fuera una final, va a luchar de una manera diferente. Así que, si te proyectas demasiado, perderás en la lucha. Yo no puse límites, cuando uno los pone, se hace un alto en el camino y quiero ir tan alto como sea posible", siguió explicando.
Por último, el 'cafetero' destacó un hecho que le conmovió por completo, recibir los galones de capitán: "Cuando el club, los jugadores y el entrenador me dieron el brazalete, me emocionó mucho. Tengo aún más ganas de ayudar a este equipo, que funciona muy bien".