“Era realmente pequeño, es que es así. Parece que estoy exagerando, pero no. Entonces, había un ejercicio que era un 1 vs 1, puro y duro. Un jugador empezaba conduciendo la pelota y ahí salía otro desde la portería, y tenían que enfrentarse 1 vs 1, defender bien y el portero estaba en la portería. Teníamos 13 años", comenzó relatando Cesc.
El entrenador le hizo una curiosa petición: "Justo al llegar (Messi). Yo de pequeño daba bastante leña, no sé por qué. Pero de pequeño sí que daba un pelín. Entonces vino el entrenador y me tocaba con él (Messi) hacer ese ejercicio. Y el entrenador me vino y me dijo: 'a este tienes que darle".
Cesc no creía que aquel pequeño jugador le pudiera sobrepasar. "Y yo era un niño, tampoco iba con mala fe ni con mala intención, pero, bueno, yo pensaba 'imposible que este chico (pequeño) haga algo; no será nada'. Voy así un poco confiado al ejercicio, a quitarle el balón", siguió relatando.
"Y, bueno, viene conduciendo muy rápido y ahí yo me empiezo a poner un poco nervioso porque digo: 'uh, es muy rápido'. Pero sigues confiado. Y luego hace la típica finta suya, que siempre sabes que se va a la izquierda y al final se acaba yendo igual. Y me la hace y yo me caigo al suelo, y él termina con el típico pase interior a la red. Y yo me quedo como diciendo: ‘pero, ¿esto qué es?’", confesó.
Fue entonces cuando se dio cuenta que estaba ante Messi. "Es que es una cosa que no te la esperas para nada. A partir de ahí, no le dije nada al entrenador, pero cambié de pareja (risas). Hice ver que me estaba poniendo las botas bien y que pasara otro, que se la comiera otro. Yo no quería quedar en ridículo otra vez. Fue el primer momento donde yo vi que había venido un jugadorazo", dijo para terminar.