Hablar de Romelu Lukaku es hacerlo de un delantero que rompió barreras -y defensas- desde sus inicios. En su Bélgica natal, el ariete asomó la cabeza como una promesa sin igual. Lo bautizaron como el 'nuevo Drogba' y, siendo un adolescente, fue capaz de hundir al Athletic en Europa.
Fue en febrero de 2010. Por aquel entonces, el jovencísimo Lukaku (tenía 16 años) vestía la camiseta del Anderlecht. En casa, ante su público, el belga ponía el 1-0 y daba la asistencia del 2-0 ante los 'leones', que terminaron cediendo 4-0 y marchándose de la Europa League por la puerta de atrás.
Fue la época de la eclosión de Lukaku, que entre 2009 y 2011 convirtió 41 goles con el Anderlecht. Villas-Boas se encaprichó de él y el Chelsea pagó 15 millones de euros. Sin embargo, Lukaku apenas contó en su primer año en Inglaterra.
Por eso se marchó cedido al West Bromwich, donde aprovechó el tiempo anotando 17 tantos en un año. Volvió al Chelsea, Mourinho no lo quiso y terminó vendido al Everton para, casualidades del destino, fichar después por el United de Mourinho previo pago de una morterada.