El Leganés había hecho un gran esfuerzo en la última semana y media, esfuerzo que no obtuvo el premio esperado en la Copa. El Eibar iba a ser un rival exigente, y Garitano lo sabía.
El conjunto local planteó el partido de tal modo que anuló mientras pudo al Eibar. Delegó en el conjunto vasco la responsabilidad de mover el balón, de generar el peligro. De tener la posesión, en definitiva.
Y el Eibar, encantado. Movían los 'armeros' el balón, pero si algo caracterizó al primer tiempo fueron las imprecisiones. Muchísimas imprecisiones, pérdidas y malos pases hicieron que la primera mitad careciera de ritmo en todo momento.
Hubo que esperar veinte minutos para ver un disparo, de Orellana a las nubes, y media hora para ver la primera ocasión de peligro de los locales, que de cuando en cuando se acercaban al área de Dmitrovic.
Terminó, sin pena ni gloria, la primera mitad, y dio comienzo la segunda. Garitano dio entrada a Amrabat, buscando darle más vida al ataque 'pepinero', pero no resultó.
Más bien al contrario. El Leganés se descompuso un poco, y comenzó el acoso constante del Eibar. Una ocasión tras otra. Charles estaba en todas, y con él, Kike, quien salía de la nada para casi rematar las segundas jugadas.
Pasada la hora el partido se enturbió. El Leganés se cargó de amarillas en poco más de cinco minutos y aunque se sacudió un poco la presión del Eibar, parecía conforme con el punto.
El problema llegó en el minuto 84. El minuto que lo cambió todo. Con un Eibar buscando el gol llegó la segunda amarilla a Siovas. El griego fue con la plancha por delante a por un balón dividido y se llevó su segunda amonestación, y la consiguiente roja.
Tocaba aguantar 6 minutos, más que lo que añadiese por los cambios, con uno menos. El Leganés aceptó el desafío y a los dos minutos estuvo a punto de firmar la gesta. Pero no.
Nadie remató el ecntro de Amrabat. Superado el susto, el Eibar procedió a culminar el asedio. En los cuatro minutos que le restaban al partido el Eibar lo intentó de todas las formas posibles. Hasta que encontró el premio.
Llegó en un córner, el noveno para los 'armeros' en Butarque. Centró Iván Alejo, quien había entrado al partido minutos antes, y su tocayo Ramis lo cabeceó al fondo de las redes.
Mazazo para el Leganés como culminación de su desafortunada semana. Y sonrisa de oreja a oreja para el Eibar, que sin hacer ruido dormirá esta noche en puestos europeos, y allí seguirá hasta, como poco, el partido del Sevilla.