Y es que, pese a que el encuentro comenzó muy emparejado en los primeros compases, pronto los locales comenzaron a acechar con más autoridad la portería rival.
Pedro León tuvo en sus botas la oportunidad de subir el primero al marcador en la primera mitad, gracias a un penalti provocado por Elustondo que vio la roja directa por mano en el área. Pero su lanzamiento se marchó a las nubes.
Ya en la segunda parte, el Eibar fue dueño y señor del partido. Tanto lo intentó el conjunto local, que vio su esfuerzo recompensado con el gol de Kike.
No pararon ahí las oleadas ofensivas del Eibar, aunque ni Escalante ni Sergi Enrich pudieron firmar su tanto pese a los interminables intentos.
Pero entonces llegó Bebé, llegó su pierna derecha, llegó su zapatazo para colocar, como un misil, el esférico dentro de la portería de un Rulli que nada pudo hacer para atajarlo.
Marcador sentenciado y tres puntos merecidos para el Eibar ante su afición.